25 julio 2006

Día 3 - Belém

En Belém hay muchas cosas que visitar y un pastelito de nata que probar, quizás sea el barrio más espectacular y mejor conservado de Lisboa, aunque no le falta ese encanto lisboeta. Por cierto, fue la sede de una anterior exposición universal, en la que se construyeron el Monumento a los Descubridores y el Centro Cultural de Belém.

Consejo: compra la tarjeta "Lisboa Card". Para visitar el barrio de Belém, esta tarjeta es interesante porque incluye la entrada a los museos y monumentos (o un descuento) y el transporte público... y este día merece la pena.

Lo más impresionante: el monasterio de los Jerónimos. ¡Qué claustro! Y, sobretodo, qué exposición de la historia universal y de la historia de Portugal. En pocas palabras: mientras el reino de Castilla estaba enfrascado en la conquista de Granada y el viaje de Colón, Portugal bordeó la costa de África y llegó a la India. Un rey francés se preguntaba, y con razón, que en qué parte de la Biblia se repartía el mundo entre Portugal y Castilla.

El Monumento de los Descubridores es el homenaje de todo un país al Infante D. Enrique y a todos los hombres que participaron en la Epopeia de los Descubrimientos. La exposición permanente del Padrão dos Descobrimentos explica perfectamente la cronología de estos viajes, así como la evolución de la técnica y la participación de los más ilustres portugueses. Además, desde arriba se obtiene una vista impresionante del Monasterio de los Jerónimos... y de un mosaico espectacular en la base del monumento.

Otra de las visitas obligatorias en Lisboa es la Torre de Belém, una fortaleza defensiva en la desembocadura del Tajo. Nada más entrar a la torre, ya has retrocedido cuatro o cinco siglos. En la planta baja está la armería y la entrada a los calabozos, después hay una "terraza" que, además de vigilar el río, da acceso a las demás plantas de la torre: seis entre capilla, sala real, sala de audiencias... Por cierto, no creas que vas a subir en ascensor.

Día 2 por la tarde - Barrio Alto, Chiado y Carmo

Al salir del elevador de Santa Justa está el Convento del Carmo, que fue parcialmente destruido en el terremoto de 1755 y que actualmente es el museo arqueológico de Lisboa. Creo que este convento representa el espíritu de Lisboa: las paredes y el techo están casi caídos, pero dentro hay una vida cultural burbujeando... ¿Cuántos teatros hay en el Chiado? ¿Cuántas casas culturales o museos? Y casi todos en edificios que necesitarían una mano de pintura... (suspiro)

Continuando el paseo por el Barrio Alto, la primera parada obligatoria es la cafetería "A Brasileira"; es inconfundible porque tiene una estatua de Fernando Pessoa (ideal para fotos turísticas), pero lo importante es tomarse un café tranquilamente... Aquí fue nuestro primer encuentro con los pasteles de nata.

Luego, como no, ruta por los distintos miradores, con sus respectivas cuestas y sus imágenes impresionantes, algunas de la ciudad coronada por el Castelo de San Jorge, otras dominando la desembocadura del Tajo... Irresistible.

Antes de continuar con mi relato, una clase de geometría: la cuadratura del círculo es imposible, y las proyecciones de una esfera en un plano, imperfectas. ¿A qué viene esto? Pues muy sencillo, Lisboa es la ciudad de las siete colinas, es decir, que los planos engañan: las calles que parecen paralelas en el plano, en realidad se cortan.

Después de disfrutar de la puesta de sol en el mirador "", decidimos subir al de San Pedro de Alcántara. Por desgracia estaba en obras, pero ya que estábamos en lo más alto, decidimos ir al parque del príncipe. Como estábamos relativamente cerca, nos salimos un poco del circuito turístico para visitar la Asamblea, un palacio relativamente moderno y muy bonito. El problema vino al volver: el camino de vuelta era cuesta arriba, pero no encontrábamos otro camino para salir de allí, las calles del plano y de la realidad no coincidían.

Resuelto el problema de volver sobre nuestros pasos, la cena. Nuestra premisa para elegir sitios, gracias a los consejos de Rafa Plata, era fácil: si tiene la carta en varios idiomas, no entramos. En realidad esto es muy difícil, porque casi todos están en portugues y en inglés, pero lo importante es evitar aquellos que tienen la carta en 4 o 5 idiomas. Cerca de San Pedro encontramos un pequeño restaurante, familiar y sencillo, con unas sardinas "a bras" exquisitas.

Elevador de Santa Justa

Después de una comida ligera y un pequeño descanso, fuimos por la Vía Augusta hasta el elevador de Santa Justa... construido por un alumno de Eiffel. (foto)

No hay que quitar mérito ni romanticismo al elevador, pero es simplemente un ascensor entre la Baixa y el Carmo. Las vistas desde arriba son impresionantes, hacia el Castelo de San Jorge y el convento de San Vicente da Fora, y, como no, tiene una cafetería en la parte más alta. Ya comentaremos más adelante la ruta alternativa.